REFLEXIÓN SOBRE EL CUENTO DEL ÁRBOL

 

El cuento del árbol plasma de una forma simbólica y clara las consecuencias de no poner límites al amor. Si hablamos de las novelas románticas o las tragedias griegas no caben los límites pero si son necesarios para el amor de nuestros tiempos.

Hay personas que se implican en las relaciones dándolo absolutamente todo hasta el punto de quedarse sin nada, hasta el punto de no saber ya ni quién son. Como el árbol que se quedó sin frutos, sin ramas y hasta sin troco, se quedó sin su ser. Las personas dependientes emocionales son capaces de entregarlo todo y renunciar a todo por estar con la persona que aman. A pesar de que esa persona no les aporte lo que ellos desearían, el temor a sentirse solos y vacios es tan grande que hace que continúen con la relación.  

En el caso extremo que es el que ejemplifica el cuento, las personas pueden ir perdiendo todo aquello que daba forma a sus vidas, sus amistades, sus hobbies, su autoestima … todo por seguir teniendo a aquella persona a su lado. En todo este proceso se van autoengañando y no son conscientes de todo lo que dejan en el camino, además de no sentirse recompensados por la otra persona que como el niño del cuento puede tratarles despóticamente aniquilando su seguridad y su autoestima. Si no se han  sabido poner los límites saludables para una relación se corre el riesgo de que se acabe con la dignidad como le pasó al árbol.

Todo esto hace mella en la autoestima de la persona, en su seguridad, en su identidad… dejando una herida que necesita su tiempo para cicatrizar y para poder ver con claridad todo lo que le ha afectado esta relación. Este cuento evidencia la importancia de poner los límites para poder tener relaciones saludables. La vida dará más oportunidad para aprender, disfrutar ,crecer y evolucionar con las relaciones.

Para acabar, os dejo una reflexión de Goethe:

Nadie me dará el amor, la alegría y el goce de las felicidades que yo no siento dentro de mí. Y aunque yo tuviera el alma llena de las más dulces sensaciones, no sabría hacer dichoso a quien en la suya careciese de todo.

 

 

REFLEXIÓN SOBRE EL CUENTO DEL ELEFANTE ENCADENADO

 

La percepción que tenemos de las situaciones que vivimos influye directamente sobre nuestras emociones y nuestras conductas, de forma que no es una situación por sí misma la que determina lo que uno pueda sentir, sino la forma en la que interpretamos la situación o la realidad a la que nos enfrentamos. Como decía Epicteto (Hierápolis, 55-Nicópolis, 135), filósofo griego de la escuela estoica, nacido esclavo, Los hombres se ven perturbados no por las cosas, sino por las opiniones sobre las cosas. Como la muerte, que no es nada terrible —pues entonces también se lo habría parecido a Sócrates- sino que la opinión sobre la muerte, la de que es algo terrible, eso es lo terrible. Así que cuando suframos impedimentos o nos veamos perturbados o nos entristezcamos, nunca responsabilicemos a otros, sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras opiniones (…)” (Manual, 5).

 

Nuestras opiniones o creencias sobre el mundo que nos rodea se forman a partir de nuestra experiencia biográfica, de lo que nos ha inculcado nuestro entorno más cercano (familia, escuela, grupo social, …), dependerá de la cultura a la que pertenezcamos y del contexto histórico-político-económico en el que nos desarrollemos como individuos. Estas creencias se interiorizan y, a menudo no son puestas en duda, sino que funcionan como automatismos. Como el elefante del cuento, atado a una estaca desde muy pequeño, y después de haber intentado liberarse en diversas ocasiones acaba creyendo que “no puede liberarse”. La percepción no es errada en ese momento, es un juicio basado en la evidencia, en la realidad, pero que no debería generalizar al resto de su vida. Esto es, la vida sufre cambios, como un río, que siendo siempre un río nunca lleva la misma agua… el elefante no aprecia su crecimiento y con él el incremento de su fuerza, más que suficiente para arrancar una pequeña estaca, sino que sigue creyendo que sigue siendo aquel pequeño sin fuerza, sin recursos … y ya no lo intenta más. Debemos esforzarnos en ser críticos con nuestras creencias más arraigadas, con nuestras representaciones de la realidad que pueden entorpecer nuestro crecimiento como personas y nuestro camino hacia una mayor felicidad o bienestar. Y sobre todo, no debemos amedrentarnos ante el mundo que se abre frente a nosotros cuando nos liberamos de nuestras estacas… de nuestras creencias irracionales…. El miedo a la libertad de la que habla Erich Fromm. Como apunta este autor “El hombre se ve obligado a elegir entre diversos cursos de acción (…). En lugar de una acción instintiva predeterminada, el hombre debe valorar mentalmente diversos tipos de conducta posibles; empieza a pensar” y es aquí cuando se manifiestan las influencias de nuestra cultura, de nuestro entorno. Y aparece el miedo, el miedo a la soledad, la angustia que provoca la incertidumbre… ¿Qué está bien y qué no lo está?, ¿Qué es lo correcto y qué no?, ¿Qué tiene valor y qué no?… . Debemos tener en cuenta que todos poseemos una capacidad de pensamiento crítico, el que hagamos uso de ella depende de nosotros. Es difícil, pero no imposible. Nos acomodamos a nuestra realidad como única posible, pero como dice el slogan “otro mundo es posible”, otras vidas son posibles… No existe un único guión vital al que nos encontremos definitivamente ligados, como apuntaba más arriba, la vida cambia, ningún día es exactamente igual al anterior, y en ocasiones, nuestra vida da un giro inesperado, y debemos readaptar nuestro guión de vida, nuestras creencias, nuestros esquemas cognitivos a esa nueva realidad, nunca al revés, sino lo que conseguiremos es frustración, angustia, tristeza y, parálisis, lo que condicionará no sólo nuestro presente sino también nuestro futuro … El elefante, una vez liberado de su estaca se verá obligado a olvidar muchos de los números acrobáticos (creencias irracionales) que le enseñaron porque ya no le serán de utilidad en su nueva vida y, deberá buscar dentro de sí los recursos de los que dispone y nunca supo de ellos; aprender nuevos y, muy probablemente, buscar la colaboración de otros iguales que le muestren la “otra” vida y, construir la suya propia, una vida íntimamente suya.

 

 

Bibliografía

 

Epícteto. Un Manual de vida. (Ed.) De Olañeta, J.J (1997), Palma de Mallorca.

Fromm, E (1947). El miedo a la libertad, Barcelona. Paidós.

REFLEXIONES SOBRE LA HISTORIA DEL BURRO

La reflexión que se extrae de esta historia es que la vida nos va a tirar a todos tierra encima, todo tipo de tierra… el truco para salir del pozo es sacudirla y usarla para dar un paso hacia arriba.

Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos.

Aquellas cosas que en un principio parecen hundirnos pueden ser en realidad lo que nos empuje para subir. Los problemas forman parte de la vida es normal tenerlos y pueden ser la plataforma para salir del pozo. Para ello no nos podemos quedar quietos, si el burro se hubiera quedado quieto se hubiera hundido, es necesario nuestro esfuerzo para ir encontrando las soluciones y subir el escalón. Si nos rendimos nos daremos por vencidos y acabaremos hundiéndonos, tenemos que usar la tierra que nos echa la vida para salir adelante!