LIMPIEZA NUTRICIONAL PARA EL BUEN HUMOR PRIMAVERAL

 

Aprovechemos!! En esta estación podemos florecer y revitalizarnos, es la estación de nacimiento de la naturaleza!!

Es un buen momento para hacer nuevos planes y estar llenos de inspiración y energía .Para facilitar esta transición es recomendable hacer una limpieza interior,para liberarnos de toxinas y que también nos llevará a un estado de ánimo más equilibrado .

Es la estación del hígado y la vesícula biliar,los órganos y las emociones se influyen así que desintoxicándonos y haciendo algunos cambios a nuestra dieta conseguiremos mantener a raya nuestra irritabilidad, intolerancia o aflicción y sentirnos más alegres y ligeros. 

El color de esta estación es el verde, así que todos los alimentos de este color nos benefician, en ensaladas o al vapor, además de las hojas muy verdes la alcachofa es la verdura más indicada para monodietas o tomarla regularmente,tiene un efecto colerético y depurativo si la aliñamos simplemente con aceite de oliva virgen y limón sienta de maravillas.

 

 

Otros alimentos beneficiosos en esta época son las algas ya que limpian y remineralizan nuestro organismo,los rabanitos,remolacha, guisantes,brócoli, así como también los germinados, es el mejor momento para tomarlos, son alimentos vivos que nos cargan de energía y nos proporcionan muchas enzimas digestivas y nutrientes.

Los zumos de frutas como la zanahoria-manzana- piña también refrescan el hígado y aportan vitaminas.

Acostumbrarnos a tomar infusiones es un habito muy saludable y en esta estación las plantas más indicadas son Cardo Mariano, Diente de León,Hinojo,Bardana,Boldo.Si nos apetece podemos tomarlas frías con hojas de menta.

A los cambios en la dieta acompañan inevitablemente otros cambios positivos en nuestra vida.

¿ De qué te alimentas?

Sabemos lo importante que es una buena dieta para nuestra salud. Nos han explicado los beneficios de la dieta mediterránea para nuestro organismo, las 5 comidas diarias, la importancia de la fruta y la verdura, beber agua…

Además de esta alimentación necesaria para que funcione el motor de nuestro cuerpo, también hay que alimentar a nuestra mente. ¿ Somos nutricios con nosotros mismos? ¿ Alimentamos nuestra vida de cosas positivas?

En nuestro lenguaje diario hay muchas expresiones referidas a la alimentación que las decimos de forma inconsciente, detrás de ellas hay un significado que sugiere muchas cosas.  Cuantas veces decimos : “se me ha puesto un nudo en el estomágo”, “no puedo digerir esta situación”, “me he quitado un peso de encima”, “no te trago”, “te comería a besos”… No sólo los carbohidratos nos alimentan sino también las emociones, todos habréis podido comprobar los cambios de vuestro cuerpo según como estáis, como te puedes sentir hinchado, deshinchado, vacío, lleno…

Tenemos que aprender a ser “nutricios con nosotros mismos” intentar alimentarnos de aquello que si que nos hace sentirnos llenos y satisfechos. Parece que no tenemos tiempo para lo que si que nos llena, entre el  trabajo, las cargas del hogar, las familiares…y un larga lista de obligaciones hacen que muchas veces nos olvidemos de las dosis de nutrición emocional : disfrutar de un café con un amigo, un paseo, un buen libro, una sesión de gimnasio,  una canción, un beso, unas risas…y más…Igual que las 5 comidas diarias necesitamos de estas dosis. Es importante conseguir un equilibrio entre obligaciones y deseos.

Si una persona no las incorpora en su vida puede correr el riesgo de utilizar la comida (o otras sustancias ) para sentirse llena y satisfecha. Llegando a comer para paliar tristeza, aburrimiento, soledad… siendo un comer emocional que aparentemente puede cumplir esta función pero sólo aparentemente.

Es importante además de llevar una buena alimentación ocuparnos también de esta “nutrición” para llevar una vida equilibrada en todos los sentidos.

 

Recursos psicológicos para adelgazar

Hay una serie de recursos psicológicos que nos ayudan a adelgazar y en general a conseguir aquellos retos que nos propongamos.

Normalmente las personas que quieren adelgazar se ocupan de buscar una buena dieta pero pasan por alto estos aspectos, sin ellos es complicado conseguir el reto. Entre estos recursos está la Motivación.

 

LA MOTIVACIÓN

Para perder peso igual que para otros objetivos que nos propongamos necesitamos motivación. La motivación genera impulsos que nos conducen hacia un objetivo.

Puede ser interna o externa. LA MOTIVACIÓN EXTERNA se dirige a una meta impuesta desde fuera, desde el médico, la pareja, los amigos nos pueden aconsejar adelgazar. Esta motivación es difícil que nos haga adelgazar ya que el impulso no viene de nosotros mismos sino de otras personas pero no hay una necesidad de adelgazamiento propia.

LA MOTIVACIÓN INTERNA proviene de nuestros propios motivos, de querer recuperar nuestra autoestima, de demostrarnos a nosotros mismos que tenemos fuerza de voluntad y de querer cuidar nuestra salud. La motivación interna es la que nos proporciona la fuerza de voluntad para lograr la meta.

La motivación externa puede convertirse en interna si analizas los inconvenientes que te producen esos kilos que te sobran y quieres lograr ponerte una prenda que hace tiempo no te pones, no fatigarte, pensar en una figura más esbelta…

Para mantener y seguir avanzando para conseguir el objetivo hay que planificar bien las cosas, tener expectativas realistas y ser perseverante. No podemos ir de viaje sin saber el destino, tampoco conseguiremos llegar al objetivo sin marcar exactamente cual es. Hay que tener un objetivo específico, ser realista , fragmentar el objetivo en objetivos parciales, mantener una actitud positiva en el proceso, y si falla la voluntad volver a comprometerse con el objetivo.

 

La mayoría de la gente tiene algún resbalón cuando intenta introducir un cambio en su vida, es una parte natural del proceso. El problema es cuando el resbalón hace que se tire la toalla y se abandone hasta la próxima vez que se intente, acumulando de esta forma fracasos. Hay que entender que forma parte del proceso pero no es el final. Podemos haber descontrolado y volver a controlar.

Lo importante es mantener vivas las motivaciones iniciales e ir añadiendo poco a poco más motivaciones que nos lleven a conseguir el objetivo final.

 

 

 

La comida como ansiolítico

De todas las emociones existentes, la ansiedad es la que más induce a comer. La ansiedad es una reacción de temor, una sensación de peligro indeterminado e inminente que va acompañada de fantasías trágicas y da proporciones dramáticas. Esta sensación se acompaña de una actitud expectante ante el peligro, un verdadero estado de alerta que invade al sujeto.
En los estudios que se han hecho sobre la relación entre ansiedad y comer se ha llegado a la conclusión que las personas tienden a comer si su ansiedad es difusa, es decir, no saben la causa de esa ansiedad y se siente indefenso ante la sensación. Cuando uno conoce la causa de su ansiedad y siente que puede controlarla , no necesita comer.
Muchas veces, las personas en lugar de tratar de identificar la causa de nuestra ansiedad y utilizar las técnicas necesarias para aliviarla, lo que hacemos es recurrir a ansiolíticos como el tabaco, la bebida o la comida ( casi siempre son placeres orales). Cada uno de nosotros tenemos un ansiolítico preferido y normalmente para las personas tendentes a engordar, la comida es el “ansiolítico” por excelencia.
El organismo hace cualquier cosa por liberarse de la ansiedad, recurrimos muchas veces a la comida sobretodo a las grasas y los dulces que tienen la capacidad de elevar la cantidad de opiáceos endógenos del organismo, produciendo una sensación de relax y tranquilidad por esta razón la comida es una droga muy adictiva. Esta capacidad calmante es potente pero transitoria, en muchas ocasiones, quien come para aliviar su ansiedad acaba sintiéndose peor que al principio, porque al malestar que sentía inicialmente tendrá que añadir el que le produce la culpa de haberlo hecho sin control. Quizá en ese momento, la persona para aliviar ese nuevo malestar , decida
volver a “ asaltar “ la nevera y comer algo apetitoso. De esa manera, se acaba cerrando el círculo vicioso que supone el hambre de causa psicológica.