Fin del verano, nueva despedida.
Acabaron las vacaciones y volvemos a nuestra rutina. Rutina en muchos casos deseada, volvemos a nuestros quehaceres, a retomar nuestros trabajos y nuestra actividad diaria. Nos reencontramos de nuevo con los compañeros de trabajo y con el quiosquero, con los anónimos pasajeros del metro que solo somos conscientes que pertenecen a nuestras vidas cuando su cara nos advierte de un conocimiento fugaz, aquel que se produce de la repetición, de compartir un espacio que nos traslada. Con la ropa de trabajo, los horarios, la comidas pactadas En mi caso, y desde hace unos años, el mes de septiembre se convierte en un mes difícil, triste y lleno de despedidas, estoy empezando a temerlo.
Este septiembre de 2010, –y decían que el 2010 iba a ser un año excelente, por aquello de la numerología- ha comenzado con despedidas. Lamento la muerte del padre de un amigo y a la vez buen amigo y entrenador en mi época infantil. Falleció el sr Salguero. Un hombre alegre, así lo recuerdo, amante de la broma. Un artista, le gustaba dibujar y pintar. Todavía recuerdo con cariño el diseño atrevido y casi pornográfico de la primera carpeta de estudios, que él me ayudo a diseñar para comenzar mi carrera universitaria. Lo conocía desde los seis años de edad. El futbol nos mantuvo unidos durante años, a ello le sumaba y fue su origen la amistad que mantengo todavía con su hijo. Nosotros éramos jóvenes, nos gustaba jugar al futbol y él se empeñaba en enseñarnos tácticas, empecé a ver, yo y mis compañeros, no ausentes de sorpresa la utilización de pizarras en los partidos, de extraños movimientos en ella que indicaban lo que debíamos hacer en el campo –bueno supuestamente- nuestros trece años no daban para seguir la buena voluntad formativa del Sr.Salguero. Él también llevaba su libreta, en los partidos y en los entrenamientos se servía de ella para dirigir los ejercicios. A veces se enfadaba, pero siempre el buen humor prevalecía. Su deje andaluz le delataba el carácter. Hizo mucho por nosotros en una época en la que la formación deportiva escaseaba y que solo la buena voluntad de algunos padres, entre ellos él, hacía que se pudiera disfrutar de esas actividades escolares. El lunes le dábamos su último adiós. Allí me reencontré con viejos amigos, que no había vuelto a ver y qué cambiados por el paso de treinta años me hacía ajustar la vista para reconocerlos tras las canas, los kilos y algunas arruguitas. Allí estábamos los dos primeros capitanes a los que el sr.Salguero entrego el brazalete, los dos sentados en el banco de la misa. Allí estaban sus amigos coetáneos, por los menos algunos de ellos, otros ya también faltaban. Y cómo no su familia, sus hijos y su esposa. Se ha ido un amigo, un hombre divertido, un estudioso autodidacta. Seguro le recordaremos. Descansa en paz Antonio.
“Nada permanece todo cambia”, recuerdo a un amigo que tenía costumbre de citar a Parménides, filósofo griego que acuño la frase, y que solía utilizarla no siempre de la mejor manera pero que el tiempo le ha dado la razón, a Parménides digo. El ser humano vive desde el principio de los tiempos buscando la eternidad, el no fin, el mantenimiento de la existencia por encima de todo, yo mismo soy de los que piensan que todo tiene solución, que siempre hay una manera de no dar por finalizado algo, que se puede siempre dar una vuelta de tuerca más, que el tornillo aguantará. A veces eso no ocurre así. No aceptamos el final, todo lo que se acaba lleva intrínsecamente asociado el recuerdo de algo que no volverá, que se nos escapó que no hicimos bien, que deberíamos haber hecho no sé qué para que se mantuviese…pero en ocasiones no hay otra manera, seguramente quien se equivoca soy yo.
También hay despedidas en mi entorno profesional, personas que han dejado una huella imborrable en mi vida y que han decidido emprender otro camino. Les debo mucho y no se lo he agradecido suficiente. Estuvieron haciendo crecer el proyecto Grup 7 y a la vez me ayudaron emocionalmente. Sus palabras, su esfuerzo, su empuje, su creatividad son insustituibles. Éste septiembre también lleva su despedida, y el reconocimiento de lo mucho que personalmente me han aportado, gracias.
Quisiera terminar, esta breve nota, que sería mucho más extensa pero quizás no necesaria en este medio, con una cita: “aquellos que deliberan exhaustivamente antes de dar un paso, se pasan la vida sobre una sola pierna” Anthony de Mello. Muy interesante reflexión. Difícil, no imposible.