Pregunta.
El iris de unos ojos que se enmarcaban en un gris casi azul se excitaba. Se contrae y se expande como el objetivo de un fotógrafo, ávido de tomar una gran toma. La curiosidad. La pregunta rondaba en su cabeza desde tiempo atrás. No hacía demasiado. Su corta edad no le permitía tener prehistoria, y casi ni historia. Ésta se escribía poco a poco, despacio, sin adornos y por el momento con buena letra.
Miraba a su padre desde su escasa estatura. Veía a su progenitor imponente, protector y capaz de todo por él y para él. Quien mejor para responder a esa duda. Él sólo era pequeño, no sabía mucho, pero algo ya había aprendido. Afortunadamente su cerebro necesitaba alimentarse constantemente, quería saber, sin saber en ocasiones ni siquiera para qué. Que bonita la infancia que nos hace curiosos sin más, interesados por el vuelo de una mariposa y el posarse de un gato relajadamente en su circulo corporal
El padre se desayunaba cada mañana con las noticias del periódico al que era fiel pero cada vez menos entusiasta lector.
¿Cómo responder a la pregunta?. ¿Por dónde empezar?. ¿Que debía contar?.
El mundo giraba inevitablemente bajo sus propias reglas e intereses. La curiosidad era universal y no tenía tiempo. Como encajarla en un mundo que concede el Nobel de la Paz a un presidente activo militarmente, como explicarla si una mujer pone en riesgo su vida para defender los derechos de un pueblo, y a los que está en su mano evitar su muerte se debaten en jurisprudencias, como resolverla en un país dónde el aprovecharse, el lucro y la estafa para enriquecerse se asoman a las portadas de cualquier diario matutino, día tras día. El vecino rico volvía a ganar, esta vez con ayuda y con la sombra del miedo al cambio.
Estas eran las noticias de siempre, las que salvando las fechas y los actores se reescribirían constantemente .
Pero a su hijo poco le importaba todo ello –bueno, quizás lo del vecino rico sí-, ya tendría tiempo de leerlo en su momento, en su época temporal y con los personajes que lo acompañaran en su biografía personal.
Al padre tampoco le parecía, o quizás no quería utilizar el recurso histórico. Relatar y contar algo de dos mil años le sabía a “poco”, quizás era cierto, así lo creían muchos. Debía alejarse del presente y del pasado y por supuesto del futuro –éste último se escribiría conjuntamente con su hijo-.
¿Entonces que?.
Quizás sólo tenía que buscar en él mismo. No debería alejarse mucho, ni centrarse en lo que para otras personas significaba, de hecho ahí estaba la gran verdad, lo que significaba para él, lo que quería que significase para su hijo y lo que significaría cuando él tuviese que responder esa pregunta a su propio hijo.
Los ojos almendrados seguían esperando que esos labios que conocía y respetaba se pusieran en marcha. –Tampoco es tan complicado- se decía a sí mismo el adulto. –Puedo contarle lo que a él le va a interesar más, camellos, reyes, regalos…pero es mi hijo y no creo que sea eso lo que me pregunta.
“La verdad no lo sé muy bien” le dijo finalmente. “Pero me gustaría que significase algo distinto de lo que vemos cada día”. Algo que no pudiese aparecer en esos periódicos que se reescriben una y otra vez. “Me gustaría que estas Navidades, así como las futuras no fuesen siempre lo mismo, que consiguiéramos que fueran únicas, diferentes, deseadas y sentidas, no sólo por lo bueno, sino también por lo no tan bueno. Por las ausencias de personas a las que queremos, por que no todo es como deseamos. Por que estamos tristes y por que somos capaces de alegrarnos”.
Todo ello era difícil de entender, un niño de seis años espera encontrar imágines, animales y canciones, creía, pero sorprendido el padre recibió una contestación….”papa, yo quiero hacer cosas, quiero reírme, quiero poder ver la nieve, quiero jugar y que el futbol del pasillo no se acabe nunca, que el cole tarde en volver a llegar… yo quiero ver a mis amigos y familia disfrutar, yo quiero que mis abuelos se hagan mayores con las lágrimas de emoción, quiero contagiarme de la felicidad de mis padrinos, que mi madre me acune para dormir,quiero que esas almas que luchan por nosotros sean igual de felices que yo, quiero que los sueños se cumplan, que las personas que trabajan por sus ideales los realicen, que la realidad no sea universal, que quien cree en un proyecto no dude, que el llanto de unos ojos limpios significara alegría, que el sol salga sino llueve, y que la lluvia arrecie para llenar los bosques de color…yo no sé que es la navidad pero si pudiera, escogería que fuese así”
Desde Grup 7 Psicòlegs os deseamos una muy feliz navidad 2009 y que el 2010 nos traiga la infantil imaginación de un niño.
Fantástico Sergio. Quizá deberías cambiar de profesión. Un abrazo de reyes. Berta.
Para algunos privilegiados las Navidades terminan mañana. Mañana vendrán los reyes y esta noche me quedaré despierta para verlos llegar con sus camellos. En bulto, lo que les pido es poco y tampoco sé si he sido demasiado buena como para que me lo concedan. Para mí es un deseo con olor a brasas de madera antigua y lleno de purpurina plateada por el suelo. Sí, yo me tiendo, cierro los ojos y la purpurina cae sobre mí como la nieve y siento paz, siento calor, siento colores en mi cuerpo y me siento a mí misma con esa sonrisa tonta de cuando soy feliz. Esta noche cerraré los ojos e imaginaré que mi sueño va de casa en casa, de la mía a la tuya, de la tuya a la de quien tú quieras, una cadena de buenos deseos que dure todo el año y nos llene a todos.
felices reyes a todos
Sencillamente precioso!!!!!!!!!
Feliz Navidad a todos.
Un abrazo lleno de esperanza y felicidad.
Marisa.