Mi recuerdo para ti, Noemí.

 

Pero qué hermosa estabas. De tus manos inertes pendía un pequeñísimo ramillete de florecillas blancas y eso te hacía parecer una bella princesa durmiente. Nunca pensé que podrías transmitir tanta belleza, que me parecieses tan bonita allí, dormida para siempre. Tu rostro reflejaba paz, serenidad; la crispación ya no tenía cabida, pero tampoco tu risa contagiosa como han recordado en tu funeral y esto me ha hecho pensar en el tiempo que hacía que no la escuchaba. Me he sorprendido porque ya no recordaba esa risa que cuando empezaba no la podías parar, que casi te ahogaba y los que estábamos a tu lado no podíamos reprimir reírnos con y de ti… hace demasiado tiempo que no lo recordaba… dejamos de compartir buenos momentos. Las posiciones inflexibles no ayudan al acercamiento ni a vivir el afecto con libertad y nos fuimos separando de a poquito, sin darnos cuenta. El tiempo pasa inexorable, sin piedad y podemos utilizarlo para construir, para destruir o para dejar las cosas igual y optamos por no luchar, quizás no supimos. Ahora ya no estás. Te fuiste sin sentirlo, en un abrir y cerrar de ojos, así te fuiste, en silencio, discreta, como fuiste toda tu vida. Siempre tan tuya. Te fuiste a descansar, tus ojos se cerraron y decidieron no volver a abrirse nunca más. Decidieron no volver a ver a tu padre, que llora inconsolable tu pérdida como lloró hace más de veinte años a tu madre, ni a tu familia, ni a tus amigos ni a tus compañeros ni a los que te quisieron, ni a los que te quieren, ni a los que no te quieren. Ya no verán más a Nitsa, la pequeña perrilla mimada. Ya no tendrás que seguir luchando por tu trabajo con el que disfrutabas y sufrías tanto, quedándote horas y horas que nunca te fueron recompensadas como te merecías, eso sí, ahora eres una trabajadora ejemplar, responsable, y bla bla bla…lo saben todos, todos recibieron el mail de la empresa. Palabras, sólo palabras.

Se acabó tu tiempo y se acabó nuestro tiempo contigo. Nosotros seguimos, ya sin ti, hasta dónde y hasta cuándo lo desconocemos. Desde que nacemos estamos muriendo y esta es la única certeza. Te echaremos de menos a pesar o quizás gracias a nuestras diferencias. Tu ausencia nos está enseñando mucho, nunca te lo habrías imaginado, ¿no es así?. Te quisimos y te queremos porque el amor está por encima de los desencuentros. Algunos no lo entenderán nunca, pero no nos importa, ya no…

Qué hermosa estabas, quiero recordarte así, dulcemente dormida, en paz. Hasta siempre, breve Noemí. Estimada Noemí.

   

Blossom

2 comentarios
  1. Mónica
    Mónica Dice:

    Preciosas letras… y más bonito aún el sentimiento que las han inspirado.

  2. Sergi Florit
    Sergi Florit Dice:

    Siempre nos sorprende. La muerte aparece a veces avisando, en otras ocasiones sin permitirnos advertirla, en cualquier caso no nos deja indiferentes. Nos ayuda a comprender la vida, que curioso. Al morir nos damos cuenta que aquella persona vivía, y que nosotros disfrutabamos y sufríamos con ella. Acompaño vuestro dolor y sé que aprendeis de él, más de lo necesario por como ha sucedido. Bonito escrito, hecho desde el sentimiento y la sinceridad. Ojala cuando la muerte nos sorprenda nos encuentre muy “vivos”.

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