¿Qué ocurre a nivel psicológico en el trauma?
En situaciones traumáticas es frecuente que la persona presente numerosas creencias negativas en torno a esta experiencia, tales como culpabilidad, responsabilidad con respecto a la posibilidad de control y a la imposibilidad de defenderse.
En una situación normal, las creencias negativas son comparadas con las creencias posibles de las que todos disponemos dando una solución adaptativa más adecuada a la realidad, y todo esto es posible gracias al sistema natural adaptativo de procesamiento de la realidad.
Cuando un trauma da lugar a un cuadro clínico como el trastorno de estrés postraumático, parecería que este sistema de procesamiento de la información sería inactivado por el trauma de tal forma que la información percibida en el incidente quedaría congelada sin poder ser comparada con las otras creencias de las que disponemos. De este modo, las imágenes, las emociones, las sensaciones y las creencias que se originan en ese momento perdurarán sin cambios a lo largo de la vida de la persona. Cuando recordamos episodios de nuestra vida no traumáticos estos recuerdos van cambiando en función de los años que van pasando, vamos reescribiendo nuestra propia historia de forma inconsciente.
¿Cómo actúa EMDR?
A través de la estimulación sensorial bilateral (movimientos oculares; tapping o sonidos alternados), el EMDR estimula el sistema de procesamiento adaptativo de la información permitiendo la comparación rápida de las creencias negativas producto del trauma con las creencias positivas que casi todos poseemos consiguiendo resolver de forma realista y adaptativa del episodio traumático. Se integra así la experiencia convirtiéndose en un recuerdo sin carga negativa que permitirá a la persona avanzar y resolver el problema.
Parece ser que gracias a la estimulación bilateral se facilitaría el intercambio de información entre los dos hemisferios cerebrales a gran velocidad de manera que los recuerdos, creencias y emociones negativas que se almacenan en nuestro hemisferio derecho se intercambian con las creencias positivas y los recursos que se almacenan en el hemisferio izquierdo de tal forma que, al final, se consigue una interpretación más realista y equilibrada del tema.
Al producirse una desensibilización, esto es, una disminución significativa de la intensidad de las emociones y de las sensaciones corporales asociadas, además del reprocesamiento de la información, como los cambios en las creencias y en las conductas, se va consiguiendo un cambio en la identidad del individuo, produciéndose un incremento de la autoestima y de la sensación de dominio frente a la vida.
Esta técnica aporta algo muy interesante y es la rapidez con la que se llegan a conseguir cambios significativos a problemas que desde la psicoterapia tardábamos años en conseguirlo. Con EMDR los tiempos se reducen drásticamente. Estamos hablando de pocos meses y a veces de pocas sesiones.
Elementos del tratamiento EMDR
Partimos de un protocolo básico de actuación que contiene los siguientes elementos:
1. Una imagen o recuerdo del peor momento o el más representativo del trauma o del episodio. Este recuerdo se utilizará como diana para mantener la atención del paciente.
2. La opinión o pensamiento negativo que se ha construido sobre uno mismo a partir del episodio y que acompaña al recuerdo. Es la creencia negativa. Por ejemplo: “soy culpable”, “soy incapaz”, “soy débil”, “no valgo nada”, etc.
3. El pensamiento positivo o deseado que quisiera tener uno mismo en relación con el tema. Por ejemplo: “hice lo que pude”, “soy capaz”, “puedo enfrentarme a ello”, “soy una persona válida”, etc
4. Se registra la emoción que surge al pensar en el suceso traumático y en dónde se siente a nivel corporal.
Con toda esta información registrada se inicia la estimulación bilateral.
Durante la terapia, los sentimientos pueden intensificarse brevemente, y, a veces, emerger antes de alejarse o desaparecer totalmente. Pueden surgir recuerdos nuevos y pueden encadenarse con viejos recuerdos que se intensifican o aparecen con más detalle, y las creencias acerca de uno mismo o el mundo, basadas en interpretaciones erróneas de experiencias pasadas, van cambiando de forma paulatina hacia el final de la sesión, o de una serie de sesiones.
A pesar de su gran efectividad, EMDR no es la panacea, y no es igualmente efectiva con todos los pacientes. Para cada paciente y cada problema, el abordaje requerido y el resultado obtenido difiere sustancialmente, y en muchas ocasiones, es importante que forme parte de un abordaje terapéutico más amplio que incluya más técnicas. Sin embargo, al ubicar el pasado donde le corresponde liberamos el presente y podemos avanzar y afrontar el futuro.
EMDR estimula nuestra capacidad de autocuración, como cuando al sufrir una herida física nuestro organismo pone en marcha a los glóbulos blancos que arrastrarán las células muertas y atacarán a las posibles bacterias que puedan colarse por la herida, y así poder iniciar la fase de restauración, del mismo modo nuestras heridas emocionales también pueden cicatrizarse gracias a esta nueva técnica.
¿Quién se puede beneficiar del EMDR?
La amplia experiencia llevada a cabo con EMDR muestra que una amplia variedad de problemas pueden ser abordados con esta técnica, además del trauma. Desde aquellas personas que han sufrido experiencias traumáticas o experiencias dolorosas en el pasado hasta personas que hayan vivido situaciones traumáticas aparentemente de menor magnitud. Las consecuencias del trauma dependerán de la persona, del entorno afectivo y de la historia personal, así, problemas como el duelo no resuelto, apego, las fobias, el miedo, la baja autoestima, el déficit en habilidades sociales, miedo a hablar en público, la depresión, Trastornos de ansiedad, el dolor crónico, Trastornos disociativos, Trastorno en el apego, responden muy bien al tratamiento con EMDR.
Además de los adultos, los niños también se benefician de esta técnica, en casos de abuso, tratamiento de Estrés Postraumático, Trastorno de Ansiedad de Separación, Trastorno de Déficit de Atención con o sin impulsividad, fobias, duelo inconcluso, Enuresis y Encopresis y Trastorno en el apego.
¿Cuánto tiempo dura el Tratamiento EMDR?
El tipo de problema, las circunstancias vitales, y la cantidad del tiempo pasado con el trauma previo, determinarán cuántas sesiones EMDR son necesarias. Un tratamiento típico dura 10 sesiones, a razón de una por semana. El método EMDR puede utilizarse dentro de una terapia “verbal” estándar, como una terapia complementaria con un terapeuta por separado, o como un tratamiento en sí mismo.
Bibliografía
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Link de la Asociación Española de EMDR:
www.emdr-es.org